Cielo austral

Cielo austral

domingo, 20 de octubre de 2013

Emotiva celebración de los 50 ańos de Juan Gelman en el periodismo


Buenos Aires 13 de marzo de 2006 (ANC-UTPBA). Las cálidas palabras del secretario General de la UTPBA, Daniel das Neves, sobre la integridad, la ética, la capacidad profesional y el compromiso de Gelman y el recorrido sobre la vida profesional y militante, realizada por el periodista Horacio Verbitsky, fueron expresando el significado y el sentido más profundo del acto homenaje.Uno de los momentos más emotivos de la noche se produjo cuando Das Neves invitó a Marí­a Macarena Gelman Garcí­a Iruretagoyena, al estrado para hacerle entrega a Gelman, en nombre de los periodistas, de un cuadro, de Alberto OrisMarí­a Macarena, que nació en cautiverio en Uruguay, es hija de Marcelo Gelman y Marí­a Claudia Garcí­a Iruretagoyena, quienes fueron asesinados durante la dictadura (ver aparte).

Con dos gigantografí­as a su espalda, una de Rodolfo Walsh y otra de Haroldo Conti, Gelman se sumó a la mesa para expresar su emoción de que este homenaje se haya realizado en la sede de la UTPBA y recordar que en otro de los locales de la entidad, fueron velados los restos de su hijo Marcelo, luego de su identificación en enero de 1990.

"Cuando el cortejo partió, de los balcones cayó una lluvia de pétalos de rosa. Nunca lo voy a olvidar. Esos pétalos siguen cayendo sobre mi vida".

sábado, 12 de octubre de 2013

Domingo

Ramas desnudas
Dibujan
Límites terrenos
Al abismado cielo.
Uno tras otro
                  Mis pies llevan
                      Improlijo andar.
Acostumbro vinos
Alcoholes, borradores de andamios
                 Cementos construcciones.

Voy buscándola
      No quiero mañana.
                 Es domingo ahora

Place mi sexo
                       la que amo
Anida en mi cabeza
                 (Des-alado pájaro)
                    
Camino junto a vos

Volados hacia la noche
        Ocultos
                   Besados penetrados
Entre pliegues de los humanos cuerpos

Para no ser vistos
                       Para no verlo
         Para que pase de largo maldecimos

Para que no nos halle
                   Despreciable lunes
Otra vez besarnos.


Te desaparezco.
Cielo austral

Hoy crucé el río azul –frío. Vale este retiro, esta quietud, este pitar unas secas que potencian lo propio, esta mirada del mundo, esta otra realidad que también es mía. Estoy frente al vértigo nocturno del cielo, el más maravilloso y profundo que he visto. A mis pies detrás del fuego entre las rocas, X y X, y junto a mí, dentro de mi bolsa, X también, ella me abraza por entre mi ropa, yo distribuyo pitadas y el humito se eleva y se pierde en el azul-negro del vértigo. Soy un desconocido compartiendo con otros NN cuerpo y alma por un rato. Qué importan las presentaciones, los nombres, ante tamaña belleza austral, cuando tenés el cielo entre las manos en silencio y en paz.
Mañana


Asolado
Ausente
Que la mañana
No llegue
En esta especie
                De muerte
 En este sueño tardío
                    Acero cortante.

Quiero
En este mediodía
La caricia

                     Desolado

La yema de tus dedos
El largo beso
En mis ojos cerrados
Quiero todavía.

Que  no llegue la mañana
Que toquen las yemas
                      De tus dedos
 Y sigan tocando

                       Mi bobo corazón.
En otro lado

Invierno raro. Corto el pasto que ya comienza a reverdecer, el sol cae oblícuo y tibio, emprolijo algunas podas que acabo de hacer en los arbustos. Estoy con el torso desnudo, es agosto. Por un largo instante me quedo mirando lejos, abismado en pensamientos. Una voz me trae aquí. ¡Eh!, ¿dónde andás?, susurra. Tengo la cabeza en otro lado, digo, me pasa seguido. ¿Y, por qué no volvés? Mirá, es fácil, buscás tu cabeza, la traés y la colocás de nuevo sobre tus hombros. Es donde debe estar amigo, y si no podés solo puedo ayudarte. No es agradable ver un hombre decapitado.

Me pongo el sueter, se levantó un viento fresco, no quiero resfriarme. Giro hacia la voz con ternura. No hay nadie allí. Como digo, invierno raro.